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El decano de los intérpretes españoles

Manolo Zarzo, 92 años y sin pensar en la retirada: "Me he llevado maravillosamente bien con todos mis compañeros y no me he pegado nunca con nadie"

A punto de cumplir 93 años, Manolo Zarzo no piensa en la jubilación. Ha trabajado con Sara Montiel, Paco Rabal, Edward G. Robinson y Marcello Mastroianni, pero jamás ha sido un divo. Se ha casado dos veces y tiene cinco hijos.

Manolo Zarzo, en una imagen reciente.
Manolo Zarzo, en una imagen reciente.Juanlu López
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Apunta en un cuadernillo las películas que ha rodado a lo largo de más de ocho décadas de carrera. En total son 124. Así lo manifiesta a LOC con orgullo Manolo Zarzo, que el próximo 26 de abril cumple 93 años, lo que le convierte en el actor decano de nuestro país. Fue Antonio del Amo quien le dio su primera oportunidad en la gran pantalla en Día tras día (1951) "después de verme actuar en La Latina con Los chavalillos de España, con los que estuve de gira tres años por todo el país y donde había formado un dúo cómico con mi hermana Pepi. La gente se desternillaba de la risa".

¡Qué casualidad! Parece como que el círculo se cierra. La Latina y que durante su segundo año en esa compañía juvenil entrara como bailarina una joven llamada María de los Ángeles López Segovia, a quien inmortalmente se la conocería como Lina Morgan. "No fuimos novios", afirma con cierto aplomo, "pero sí que tonteamos un poco".

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En aquella época poco más se podía hacer que robar un beso o dar algún que otro achuchón y añade que "cuando actuaba se vislumbraba que tenía algo especial". Entre esos chavalillos también destacaron Caracolillo, futuro marido de Juanita Reina, y María Rosa, una de nuestras mejores bailaoras que llegó a actuar en Hollywood.

Por la vida profesional de Zarzo ha pasado parte de lo más grande de la historia del arte del cine y el teatro ya que ha dado la réplica a Sara Montiel, Paco Rabal, Adolfo Marsillach, José Sacristán, Paco Martínez Soria, Edward G. Robinson, Marcello Mastroianni, Monica Vitti, Alberto Sordi... Tanto tiempo en el "candelabro" (Sofía Mazagatos dixit), perdón, en el candelero le ha permitido paladear lo mejor de nuestra época dorada.

En 'Saeta del ruiseñor' (1957), con Joselito.
En 'Saeta del ruiseñor' (1957), con Joselito.GTRES

"¿Edward G. Robinson? ¿Te acuerdas de las películas de gánsteres? Era encantador, humilde y te facilitaba el trabajo. Hicimos muy buenas migas, especialmente con su esposa, que hablaba un español perfecto", asegura algo atropellado por la emoción, ya que Mastroianni, de quien este año se celebra el centenario de su nacimiento, "era grande, generoso, increíble. Eran los más sencillos". Con él y la Vitti rodó El demonio de los celos (1970). A modo de chascarrillo explica que tras acabar el rodaje de Mister Sabatini... África... allá vamos (1968) "Alberto Sordi y yo embarcamos en el vuelo de regreso desde Angola en calzoncillos". ¿El motivo? Un misionero que les acogió daba todo a la comunidad y ambos actores decidieron colaborar.

Grande, grande, grande... Así era su querido Paco Rabal, con quien tuvo una de las escenas más memorables de la historia de TVE en la serie Juncal (1989) y por la que su ídolo José María Rodero, uno de los grandes del teatro clásico, le llamó por teléfono para felicitarle. Sin falsa modestia confiesa que "solo soy un obrero de la interpretación. No soy perfecto, pero me he llevado maravillosamente bien con todos mis compañeros y tampoco me he pegado nunca. En este sentido soy una persona muy tranquila que ha evitado los conflictos". Con Martínez Soria rodó El padre de la criatura (1972) y El abuelo tiene un plan (1973): "Tenía una dicción perfecta", asegura.

La voz de Manolo Zarzo es contundente, explosiva. Se siente y es feliz. Desde hace algo más de dos décadas vive en Pozuelo de Alarcón (Madrid), pero no en la parte pija con los famosos, sino en la zona de la estación, con su segunda esposa, Pilar Alonso, con quien ha tenido dos hijos, Mario y Hugo. De repente, confiesa: "¡Hace cuatro meses fuimos abuelos de una niña preciosa! Pasamos todo el tiempo que podemos con ella. También tenemos otro nieto". De su anterior matrimonio con Mari Luz Cañizares tiene otros tres vástagos, Manuel, Flavia y David. "La familia es un pilar fundamental", apostilla.

A diferencia de algunos de sus colegas, el intérprete jamás derrochó ni se vanaglorió de lujos. Algo mamado de sus orígenes obreros. Vive de su pensión y de los ahorrillos. Nacer durante la II República española imprime carácter. Y vuelve a repetir: "Jamás me he peleado con nadie". Recuerda con cierta nostalgia su infancia y sorprende con el siguiente comentario: "Mi hermana mayor tiene 104 años. Está estupenda". Él es el menor de los cinco que tuvieron un albañil y una comadrona con los que vivió en la Colonia de los Carteros en el barrio madrileño de Ventas. Su nombre de bautismo es Manuel López Zarza, entonces, ¿por qué cambió la última vocal de su apellido para ser actor? "Fue idea de mi hermano mayor. Si te digo la verdad no sé cuál es el motivo, pero de lo que sí me acuerdo es que López era demasiado común (risas)".

"Voy rengueando, voy rengueando", dice en un momento de la conversación. "Me operaron de la espalda y ando fastidiado, pero bueno, vamos haciendo. No te olvides que dentro de unos días cumplo 93", afirma con señorío. ¿Ese dolor de espalda tiene que ver con lo ocurrido en los grandes almacenes Sederías Carretas en 1960?

"¡Pero hombre, por qué me sacas el tema! Sí, los médicos me han dicho que viene de ahí. Fue un incendio impactante. Varias dependientas se tiraron por la ventana hasta caer en unas mantas que sujetaban y yo, por inercia, cogí a una de ellas. Estuve clínicamente muerto durante dos horas. La recuperación fue muy dura, pero estoy vivo. Supongo que siempre hay un por qué de las cosas". Unas horas antes de la tragedia, Manolo Zarzo había vivido en la intimidad la suya propia. Acababa de enterrar a su hija de dos meses.

No podía terminar la entrevista sin mencionar a Sara Montiel, de quien Zarzo se convirtió en su último galán en la película Cinco almohadas para una noche (1974). De él dijo que era uno de los más grandes intérpretes de este país, una persona en la que se podía confiar y que durante el rodaje estuvo muy pendiente de ella, además de resultarle muy atractivo. "Sara era una mujer única, muy divertida y tremendamente inteligente. La gente la consideraba una persona tonta, pero nada más lejos de la realidad. Era una mujer ideal".

Manolo Zarzo no piensa en la retirada. Aún le queda la esperanza de interpretar ese gran papel que todos ansían. El año pasado se estrenó el cortometraje El nuevo barrio. "Hay que ayudar a los directores noveles y nosotros, los veteranos, cómo les vamos a cobrar". Hace pocas semanas la actriz Paca Gabaldón le entregó el premio La Terraza de Radio Intercontinental organizado por José Aguilar por su trayectoria.